miércoles, 11 de mayo de 2016

NECESITAMOS MAMÁS MARIANAS

Licenciada Lupita:

Desgraciadamente, mi esposa y yo estamos divorciándonos. Hace ya casi tres meses que me abandonó, y se llevó a mis dos hijas, dejándome a mi hijo solamente conmigo. Se fue con otro hombre, un ex-compañero de trabajo, con el que dice sentirse muy bien. Yo cometí muchos errores, como no ser cariñoso o no buscar el tiempo para convivir más con ella, pero no he sido bebedor ni mujeriego ni irresponsable. Ahora sé que no es suficiente con eso, sino que uno como hombre debe dar más para que la mujer responda en su papel. Yo estoy dispuesto a cambiar en lo que se me pida, pero ella ya se fue, y nuestros hijos la están pagando. Eso me duele, y nada puedo hacer… sólo llorar. Eso es lo que hago ahora. Necesito ayuda. 
Gerardo G.





Muy estimado en Cristo, Gerardo:

En el Documento Pontificio La mujer, educadora para la paz, aparece el siguiente lamento, en su Punto 4: “Una larga historia de pecado ha perturbado y sigue perturbando el designio original de Dios sobre la pareja, sobre el Ser-Hombre y el Ser-Mujer, impidiéndoles su plena realización.”

¿Qué está pasando en las familias actuales? Ahí donde una mujer desconoce su dignidad, hay familias fracturadas que dan espacio a la violencia, a la injusticia, a la traición, a la lujuria…al pecado en todas sus formas. Con razón el Filósofo inglés David Hume sostenía: “La corrupción de lo mejor, es lo peor”. La mujer es corona de la Creación, es lo más digno y bello de ella, pero ha sido corrompida. Aquella que desconoce su valor, permite que el tentador la engañe, como lo hizo con Eva.

Tu mujer vive engañada. Quiere “sentir bonito”, en lugar de vivir plenamente. La verdadera realización humana se nos presenta como una montaña que debemos conquistar (nos llevará a la cumbre), pero el mundo quiere presentárnosla como una res baladilla, un caminito facilón que no requiere esfuerzo, y cuyo final es el abismo. La mujer actual se pregunta: “¿Qué quiero yo?”, y alejada de Dios, jamás se cuestiona qué es lo que Él quiere de ella.

Estás viviendo las consecuencias de esta realidad. En términos objetivos, esto no tiene salida; ella se ha ido con otro, y la familia se ha roto para siempre. Sin embargo, hay una fórmula de Fe que consigue milagros… existe una mujer que puede transformar a la mujer de hoy: María.

Tú puedes elegir seguir adelante con las pobres posibilidades humanas, o buscar un cambio de vida radical que te acerque a Dios. Queremos bastarnos a nosotros mismos, y lo único que conseguimos son tragedias. Tu mujer necesita a Jesús y a María, tanto como tú. Conságrate y consagra a tu esposa al Corazón Inmaculado de María. Es urgente la vuelta a la Fe. Hoy, el mundo necesita mamás marianas, mujeres que admiren a María Santísima y quieran imitarla.

Aquí te presento una sencilla oración, con la que puedes solicitar la ayuda imprescindible de María:

Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma, mis pensamientos y mis acciones.

Quiero ser como Tú quieres que sea, hacer lo que Tú quieres que haga.

No temo, pues siempre estás conmigo.

Ayúdame a amar a tu Hijo Jesús
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.

Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo.

Amén





Lupita Venegas

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